miércoles, 29 de febrero de 2012

...el imperativo del deber según Kant...



Immanuel Kant: imperativo categórico (I)
"...sólo hay un imperativo categórico, y dice así: obra sólo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal....
Immanuel Kant: segunda definición de imperativo categórico (II)
...puesto que la universalidad de la ley por la que suceden determinados efectos constituye lo que se llama naturaleza en su sentido más amplio (atendiendo a la forma), es decir, la existencia de las cosas en cuanto que están determinadas por leyes universales, resulta que el imperativo universal del deber acepta esta otra formulación: obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza....
Immanuel Kant: tercera definición de imperativo categórico (III)
La naturaleza racional existe como fin en sí misma. Así se representa necesariamente el hombre su propia existencia, y en este sentido dicha existencia es un principio subjetivo de las acciones humanas. Pero también se representa así su existencia todo ser racional, justamente a consecuencia del mismo fundamento racional que tiene valor para mí, por lo que es, pues, al mismo tiempo, un principio objetivo del cual, como fundamento práctico supremo que es, han de poder derivarse todas las leyes de la voluntad. El imperativo práctico será entonces como sigue: obra de tal modo que te relaciones con la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio.
Immanuel Kant: cuarta definición de imperativo categórico
Por consiguiente, todo ser racional debe obrar como si fuera por sus máximas un miembro legislador en el reino universal de los fines. El principio formal de tales máximas es: obra como si tu máxima debiera servir al mismo tiempo de ley universal para todos los seres racionales. Un reino de los fines sólo es posible, pues, por analogía con un reino de la naturaleza; aquél, según máximas, es decir, reglas que se pone a sí mismo; éste, según leyes de causas eficientes mecánicas. No obstante, al conjunto de la naturaleza, aunque es considerada una máquina, se le da el nombre de reino de la naturaleza en cuanto que tiene referencia a los seres racionales como fines suyos. Tal reino de los fines sería realmente realizado por máximas, cuya regla prescribe el imperativo categórico a todos los seres racionales, si tales máximas fueran seguidas universalmente. Ahora bien, aunque el ser racional no puede contar con que, porque él mismo siga puntualmente esa máxima, por eso mismo los demás habrán de ser fieles a la misma; aunque tampoco puede contar con que el reino de la naturaleza y la ordenación finalista que contiene (y en la que él mismo está incluido) habrán de coincidir con un posible reino de los fines realizado por él mismo y satisfacer así su esperanza de felicidad, etc., sin embargo, la ley que dicta obra siguiendo las máximas de un miembro legislador en un posible reino de fines, conserva toda su fuerza porque manda categóricamente. Y aquí justamente está la paradoja: en que solamente la dignidad del hombre como naturaleza racional, sin considerar ningún otro fin o provecho a conseguir por ella, es decir, sólo el respeto por una pura idea debe servir, no obstante, como ineludible precepto de la voluntad, y precisamente en esta independencia de la máxima con respecto a todos los demás estímulos consiste su grandeza, así como la dignidad de todo sujeto racional consiste en ser miembro legislador en un reino de fines, puesto que, de otro modo, tendría que representarse solamente como sometido a la ley natural de sus necesidades.
Emmanuel Kant: imperativos hipotéticos y categóricos
Todos los imperativos mandan, o bien hipotéticamente, o bien categóricamente. Aquéllos representan la necesidad práctica de una acción posible como medio de conseguir otra cosa que se quiere (o que es posible que se quiera). El imperativo categórico sería aquel que representa una acción por sí misma como objetivamente necesaria, sin referencia a ningún otro fin.
Todas las ciencias contienen alguna parte práctica que consiste en proponer problemas que constituyan algún fin posible para nosotros, así como en imperativos que dicen cómo puede conseguirse tal fin. Éstos pueden llamarse, en general, imperativos de habilidad. No se trata de si el fin es racional y bueno, sino sólo de lo que hay que hacer para conseguirlo. Los preceptos que sigue el médico para curar perfectamente a un hombre y los que sigue el envenenador para matarlo son de igual valor, en cuanto que cada uno de ellos sirve para realizar perfectamente su propósito. En la primera juventud nadie sabe qué fines podrán ofrecérsenos en la vida, y por eso los padres tratan de que sus hijos aprendan muchas cosas y procuran darles habilidad para el uso de los medios útiles a cualquier tipo de fines, puesto que no pueden determinar de ninguno de ellos si no será más adelante un propósito real del educando, siendo posible que alguna vez lo considere como tal. Y es tan grande este cuidado, que los padres suelen olvidar reformar y corregir el juicio de los niños sobre el valor de las cosas que pudieran proponerse como fines.
No obstante, hay un fin que puede presuponerse como real en todos los seres racionales (en cuanto que les convienen los imperativos, como seres dependientes que son); hay un propósito que no sólo pueden tener, sino que puede suponerse con total seguridad que todos tienen por una necesidad natural, y éste es el propósito de felicidad. No es lícito presentarlo como necesario sólo para un propósito incierto y simplemente posible, sino que ha de serlo para un propósito que podemos suponer con plena seguridad y a priori en todo hombre porque pertenece a su esencia. Ahora bien, la habilidad al elegir los medios para conseguir la mayor cantidad posible de bienestar propio podemos llamarla sagacidad en sentido estricto. Así pues, el imperativo que se refiere a la elección de dichos medios, esto es, el precepto de la sagacidad, es hipotético: la acción no es mandada absolutamente, sino como simple medio para otro propósito.
Por último, hay un imperativo que, sin poner como condición ningún propósito a obtener por medio de cierta conducta, manda esa conducta inmediatamente. Tal imperativo es categórico. No se refiere a la materia de la acción y a lo que ha de producirse con ella, sino a la forma y al principio que la gobierna, y lo esencialmente bueno de tal acción reside en el ánimo del que la lleva a cabo, sea cual sea el éxito obtenido. Este imperativo puede llamarse imperativo de la moralidad.
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Immanuel Kant: dignos de ser felices
Por consiguiente, la moral no es propiamente la doctrina de cómo hacernos felices, sino de cómo hacernos dignos de la felicidad. .."
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Crítica de la razón práctica, II, 2, 5 (Losada, Buenos Aires 1977, 4ª ed., p. 138).




martes, 28 de febrero de 2012

...la tesis de la inconmensurabilidad entre paradigmas....




“...la “tesis de la inconmensurabilidad” de Kuhn afirma que no hay un criterio racional último para elegir entre diferentes puntos de vista científicos o paradigmas.
La idea de “inconmensurabilidad” entra al esquema de las revoluciones científicas de Kuhn cuando un paradigma científico ya aceptado es reemplazado por uno nuevo: indica que no habría un criterio racional último para justificar dicha elección.
En la defensa de dicha tesis se destacan cinco líneas de argumentación, correspondientes a cinco posibles fuentes de inconmensurabilidad :

1 ) HIPÓTESIS DE LOS DATOS CAMBIANTES : Los datos empíricos no serían independientes de los principios teóricos. Entonces no podrían ser usados para decidir entre teorías rivales.

2) ESTÁNDARES DIFERENCIALES: Los criterios para evaluar cual conocimiento es considerado legítimo serían componentes internos del propio discurso científico, y, por lo tanto, cada teoría puede incluir sus propios estándares.

3) DIFERENTES PROBLEMAS : diferentes teorías privilegian diferentes preguntas, llamando la atención sobre diferentes clases de entidades y estableciendo nuevos problemas. El punto es: ¿cómo podríamos comparar respuestas a preguntas diferentes?

4) SIGNIFICADOS CAMBIANTES: cada nuevo paradigma genera sus propios términos y resignifica algunos o todos los anteriores de manera tal que no estamos hablando de las mismas cosas.

5) PROPÓSITOS CRUZADOS: bajo este nombre caben aquellos argumentos que apelan a la necesidad lógica de que cualesquiera dos puntos de vista( inconmensurables ) se expresan con un lenguaje que no es neutro. 

  1 ) LA HIPÓTESIS DE LOS DATOS CAMBIANTES.
Los “datos” no son independientes de la teoría. Kuhn define la experiencia inmediata como ”las percepciones que un paradigma destaca de manera que exponga sus regularidades”.
Kuhn se aparta del realismo epistemológico al sostener que luego de una revolución científica los cientistas trabajan en “otro mundo”. Esta afirmación lo lleva a aceptar la ausencia se datos fijos: lo que cambia con el punto de vista no es sólo la interpretación sino los propios datos.
Kuhn sostiene que cientistas entrenados en paradigmas opuestos están realmente “viendo” mundos diferentes, y este uso del verbo “ver” no es una metáfora.
          Su conclusión es que los científicos comprometidos con diferentes paradigmas están habitando mundos diferentes ( inconmensurables ).
Uno de sus ejemplos en términos de cambios de  gestalt es el descubrimiento de Urano. Antes de 1781, varios observadores habían visto “una estrella en posiciones que ahora suponemos debían estar ocupadas en aquel tiempo por Urano”. Finalmente, Lexell sugirió que estaba en una órbita planetaria.
Kuhn definió el proceso como un “cambio de visión”, implicando cambio de los datos: “...había ahora algunas estrellas menos y un planeta más en el mundo del astrónomo profesional. Un cuerpo celeste que había sido observado por casi un siglo era visto diferente...”
La más extrema derivación de este “convencionalismo”
 ( como opuesto a “realismo” ) es que la observación en sí misma no autoriza a elegir entre dos teorías.

2) LA HIPÓTESIS DE LOS ESTÁNDARES DIFERENCIALES.

Kuhn afirmó que “...cada paradigma satisfará más o menos los criterios que él dicta para sí mismo y quedará corto en algunos respectos exigidos por su oponente”.
El hecho de que dos teorías tengan un piso metodológico común no toca a la hipótesis de los estándares diferenciales, sencillamente porque ésta se aplica precisamente a los casos en que los desacuerdos están presentes.

3) LAS TEORÍAS INCONMENSURABLES ESTÁN CONFRONTADAS CON DIFERENTES PROBLEMAS.

El científico no está simplemente “mirando a su alrededor”. Kuhn entendió que la ciencia debe su éxito a la habilidad para seleccionar problemas.
Así, los problemas que son centrales para un paradigma son sólo “extravagantes” o excepciones para otro.
Kuhn concluyó que no es posible comparar  (  en “la manera usual” ) respuestas orientadas a preguntas diferentes : “Algunos viejos problemas serán relegados a otras ciencias, o declarados totalmente “acientíficos”. Otros que anteriormente no existían o eran triviales pueden, en el nuevo paradigma, transformarse en los modelos del descubrimiento científico”.
Pero Kuhn apuntó a la “irrelevancia” de ciertas preguntas y no a las imposibilidades lógicas de su formulación.

4) HIPÓTESIS DE LOS SIGNIFICADOS CAMBIANTES.

La tesis de la inconmensurabilidad sostiene que los nuevos paradigmas generan nuevos términos y – aún cuando usan mucho del vocabulario preexistente – los viejos términos son resignificados.
  “Dentro del paradigma nuevo, los viejos términos, conceptos y experimentos entran en nuevas relaciones uno con otro. El inevitable resultado es lo que llamaremos, aunque el término no es totalmente adecuado, un malentendido entre dichas escuelas competidoras”.
El hecho de que algunos términos pueden ser compartidos entre diferentes teorías, como un argumento en sí aboga por la posibilidad de la conmensurabilidad y no por la imposibilidad de  la inconmensurabilidad.

5) LA HIPÓTESIS DE LOS PROPÓSITOS CRUZADOS ( CROSS PURPOSES SITUATION ).

“Cuando los paradigmas entran...en debate, su papel es necesariamente circular. Cada grupo usa su propio paradigma para argumentar en su propia defensa...”
Ambas partes están “cruzadas” porque “ninguna parte puede garantizar todos los supuestos no empíricos que la otra necesita para explicarse”.
Asumo que un teorista puede – o podría, no es el punto – entender una teoría inconmensurable con la suya y referirse a ella. Pero en tal caso no se estará sencillamente usando los términos de otra teoría, sino “refiriéndose” a ellos y a su relación con el mundo, aludiéndolos.
En otras palabras, estará hablando “entre comillas”: El lenguaje desde el cual esta referencia es llevada a cabo puede ser uno, el otro o un tercero.
El hecho de que, estando bien informado de ambas teorías, uno pueda referirse a la rival, no significa que estemos en el mismo dominio de discurso.
No hay interpretación independiente para el lenguaje en que una teoría es formulada. Una superficie “neutral” de discusión es sólo apariencia: estoy usando mis reglas, las suyas, o un tercer grupo de reglas.
La conclusión general de este análisis es que la coexistencia real de diferentes interpretaciones científicas correctas es entonces la consecuencia lógica de su inconmensurabilidad.”

·                         Síntesis del artículo del ensayista , sociólogo y docente universitario uruguayo Carlos Basilio Muñoz: La “tesis de la inconmensurabilidad”  en “Relaciones” N ª 133, junio de 1993, Montevideo, Uruguay.




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...lenguaje, realidad, interpretación...textos de la hermenéutica gadameriana...



“El lenguaje es un fenómeno humano originario; el lenguaje no es sólo una de las aptitudes de que dispone el hombre que vive en el mundo, sino aquello por lo cual los hombres tienen un mundo .Los animales pueden abandonar su ambiente de origen y vagar por toda la tierra, sin por esto llegar a liberarse de la dependencia en relación con el ambiente. El alzamiento  por encima del ambiente significa en cambio, para el hombre, elevarse al mundo, y no indica un abandono del ambiente, sino una nueva posición en relación con él, una actitud libre y distanciada.Tener un mundo significa relacionarse con el mundo, requiere estar despegados de aquello que en el mundo nos viene al encuentro hasta el punto de poderlo representar. Este poder es a un tiempo tener-mundo y tener-lenguaje. En virtud de la originaria lingüisticidad  del humano ser en el mundo, quien tiene lenguaje “tiene” al mundo. Con la libertad general del hombre respecto al ambiente también es dada su libre facultad de hablar, y por lo tanto también la base de la multiplicidad histórica de los modos en que el hablar  humano se relaciona con el único mundo.El mundo no es algo distinto de las visiones dentro de las cuales se presenta. Es cierto que los “mundos” históricos, que se suceden en el curso de la historia, son distintos entre sí y del mundo actual. Sin embargo, es siempre un  mundo humano, o sea un mundo lingüístico, el que se presenta en toda tradición.  La verdad no es tanto un “aferrar” (la lengua no es ningún instrumento, ningún utensilio) cuanto un “habitar” o un “pertenecer” a alguna cosa (el ser-lenguaje encerrado en las diferentes comunidades y tradiciones históricas) que se manifiesta a través de una serie in-finita de “mensajes” y de “voces”. Die Sprache spricht, “el lenguaje habla”, no el hombre. Nosotros más bien estamos estructurados por la lengua, que es propiamente nuestra, en todo nuestro propio saber, en todo el saber del mundo. La verdad es que nosotros estamos siempre en “casa”, por lo que se refiere a la lengua (“el lenguaje es la mansión del ser” Heidegger) El lenguaje precede a todo aquello que está reconocido y enunciado como algo que  es. Como tal, el lenguaje se identifica con el horizonte del mundo (welthorizont); o es más, con el mundo mismo, entendido como el todo circunscribiente dentro del cual solamente algo resulta accesible .Este llegar a expresión del ser en el lenguaje coincide al mismo tiempo con el llegar a expresión de todo aquello que  puede ser objeto de comprensión. Sein, das verstanden werder kann ist Sprache. “El ser, que puede llegar a ser comprendido, es lenguaje”.Aquello que es objeto de conocimiento y de discurso está siempre comprendido en el horizonte del lenguaje, que coincide con el mundo. El lenguaje es el médium en el cual los interlocutores se comprenden y en el cual se verifica el acuerdo sobre la cosa. No hay cosa, donde no hay  lenguaje. La conciencia hermenéutica sabe que no puede haber en relación con el objeto, un vínculo inmediatamente válido e indiscutido .Hermenéutica es una expresión o un concepto que en un primer momento tenía un sentido muy específico: el arte de la interpretación de los textos; pero la hermenéutica es el modelo de nuestra experiencia del mundo en general. En este sentido la hermenéutica tiene una función filosófica, auténtica, universal .Interpretar quiere decir estar en relación, a un tiempo, con la “cosa misma” que se manifiesta a través de la tradición, y con una tradición a partir de la cual la “cosa” puede “hablarme”. El intérprete tiene una precomprensión fundada de la cosa porque pertenece existencialmente a una historia constituida y determinada por la cosa misma que se le da para interpretar. ¿El arte de la comprensión histórica consiste en verdad en la capacidad de trasladarse a horizontes distintos del propio? ¿Se puede, en general, hablar de distintos horizontes cerrados, en este sentido? No hay dos horizontes separados, sino un horizonte único, grande e íntimamente móvil dentro del cual la vida humana vive y que la define como proceder y transmitirse. La comprensión es siempre el proceso de fusión de estos horizontes. La fusión de horizontes que se sucede en la comprensión es obra específica del lenguaje; por ello todo aquello que llega a ser transmitido llega a ser contemporáneo de cualquier presente. El lenguaje es un medio en el cual “yo” y “mundo” se conjugan, o mejor se presentan en su originaria congeneridad: ésta es la idea que ha guiado nuestra reflexión.”



*Textos seleccionados de Hans-Georg Gadamer (1900-1998); “Verdad y método” (Warheit und methode), 1960.




miércoles, 22 de febrero de 2012

...introducción a la magia...


...la palabra “mago” deriva de la palabra “magus” o “sabio”. Así, llamaban en la antigua Persia (hoy Irán) a los sabios de la religión de Zoroastro o mazdeísta, quienes afirmaban la existencia de dos fuerzas contrarias en la lucha cósmica: la luz del espíritu y la oscuridad de la materia. Pero…¿qué es la magia? La Iglesia Católica Romana  se pronuncia actualmente en contra de la misma, pero al mismo tiempo se festeja el reconocimiento que tres Reyes  “magos” o “sabios” de Oriente, le realizan al nacimiento del  Cristo…
De cierto, la magia existe, pero…¿qué es realmente?.
Primeramente, no es opuesta a la verdadera religión. De hecho, el verdadero mago en sus  orígenes, era un sabio religioso o místico (ubicamos aquí a los antiguos chamanes o shamanes  aborígenes o médicos sanadores de las antiguas poblaciones)
 Afirman los antiguos textos que la verdadera magia blanca, solo se realiza según la voluntad divina, la misericordia universal y si la Ley sagrada, lo autoriza. y que quien busque satisfacciones egoicas tras la magia se transformará en mago negro.  Por ello, la verdadera magia emana del Adepto, como el rocío emana del cielo. La magia es el hacer del Ser .
Afirman que la verdadera magia es el dominio de la luz astral o iódica Pero quien quiera realizarla para su propio ego, vanidad o codicia solo le espera la enseñanza del Arcano dieciséis del Tarot: “la torre fuminada” (o la Torre de Babel construida por nuestros deseos y sin el “Donum Dei” o voluntad divina)
El iniciado, afirman dichos textos, si no lucha contra su ego, de instante en instante, sino domina sus pasiones y reacciones animales, no podrá dominar esa energía y esa energía podría volvérsele perjudicial (recordar la antigua fábula de siglos pasados: “el aprendiz de mago”)
El Real Ser Interno,afirman,  en uno de sus aspectos es el verdadero mago o maga. Por eso hemos llamado a la magia el arte de hacer de nuestro Íntimo. El lenguaje de la magia es simbólico, pero como me dijo un día un sabio profesor: “hay un punto donde el símbolo y la realidad se unen”. ¿Dónde se reúnen? En el mundo de los sueños o astral, en el mundo mental y demás mundos internos o superiores…y en los antiguos rituales. Como afirma Goethe, el  gran poeta alemán, al final de la segunda parte del “Fausto”: “todo lo fenoménico es simbólico”, o sea, todo lo que percibimos de la naturaleza,  serían representaciones de los grandes Misterios, de los cual nos habla la Cábala hebraica. Aprender ese lenguaje es sabiduría .
Un ritual blanco es una representación simbólica de lo que sucede en los mundos internos o superiores y que  atrae energías de lo alto para ser canalizadas en el mundo físico (claro si existe la autorización divina) Un ritual tiene reglas claras y que deben respetarse para lograr el fin anhelado. De allí radica su verdadera magia. Quienes son clarividentes objetivos dicen poder ver a dichas energías, plasmadas en mil formas, descendiendo a los participantes del ritual blanco
El iniciado accede a los rituales de los mundos superiores, el mago comprende su simbolismo profundo y canaliza correctamente dichas energías,  El mago es el Adepto, quien aprende lo que no está escrito…





domingo, 19 de febrero de 2012

...compañeros de auroras....



...tantas veces hemos cruzado los antiguos ríos, que ya no recuerdo cuando empezaste conmigo esta travesía y cuando nos hemos hecho amigos en nuestras barcas de sueños...yendo tras la frágil estela de tu sonrisa...siendo solo compañeros de mil estrellas...



...textos seleccionados de la "Metafísica" de Aristóteles....




“...Lo que en un principio movió a los hombres a hacer las primeras indagaciones filosóficas fue, como lo es hoy, la admiración. Entre los objetos que admiraban y de que no podían darse razón, se aplicaron primero a los que estaban a su alcance; después avanzando paso a paso, quisieron explicar los más grandes fenómenos, por ejemplo, las diversas fases de la Luna, el curso del Sol y de los astros y, por último, la formación del Universo...
Ir en busca de una explicación y admirarse, es reconocer que se ignora. Y así, puede decirse, que el amigo de la ciencia lo es en cierta manera de los mitos, porque el asunto de los mitos es lo maravilloso. Por consiguiente, los primeros filósofos filosofaron para librarse de la ignorancia, es evidente que se consagraron para saber, y no por miras de utilidad.
Así como llamamos hombre libre al que se pertenece a sí mismo y no tiene dueño, en igual forma esta ciencia es la única entre todas las ciencias que puede llevar el nombre de libre. Sólo ella efectivamente depende de sí misma.   
Y así con razón debe mirarse como cosa sobrehumana la posesión de esta ciencia. Porque la naturaleza del hombre es esclava en tantos respectos, que sólo Dios, hablando como Simónides, debería disfrutar de este precioso privilegio. Sin embargo, es indigno del hombre no ir en busca de una ciencia a que puede aspirar.. Si los poetas tienen razón diciendo que la divinidad es capaz de envidia, con ocasión de la Filosofía Primera podría aparecer principalmente esta envidia, y todos los que se elevan por el pensamiento deberían ser desgraciados. Pero no es posible que la divinidad sea envidiosa, y “los poetas - como dice el proverbio - mienten muchas veces”.
La ciencia que se llama Filosofía es, según la idea que generalmente se tiene de ella, el estudio de las primeras causas y de los principios. Es imprescindible que la Filosofía sea la ciencia teórica de los primeros principios y de las primeras causas, porque una de las causas es el bien, la razón final ( “Hay una ciencia que estudia al ente en tanto que ente. Esta ciencia es diferente de todas las ciencias particulares, porque ninguna de ellas estudia en general al ente en tanto que ente”)
La Filosofía Primera es aquella ciencia que se busca por sí misma, sólo por el ansia de saber. Es la ciencia soberana, la ciencia superior a toda ciencia subordinada, es aquella que conoce el porqué debe hacerse cada cosa. Y este porqué es el bien de cada ser, que tomado en general, es lo mejor en todo el conjunto de los seres.
Por último, no hay ciencia más digna de estimación que ésta, porque debe estimarse más la más divina, y esta lo es en un doble concepto. En efecto, una ciencia, que es principalmente patrimonio de Dios, y que trata de las cosas divinas, es divina entre todas las ciencias. Pues bien, sólo la Filosofía Primera tiene este doble carácter.   
Dios pasa por ser la causa y el principio de todas las cosas, y Dios sólo, o principalmente al menos, puede poseer una ciencia semejante. Todas las demás ciencias tienen, es cierto, más relación con nuestras necesidades que la Filosofía, pero ninguno la supera. Decimos que se sabe, cuando creemos que se conoce la causa primera. Evidentemente es preciso adquirir la ciencia de las causas primeras. Se distinguen cuatro causas.
La primera es la esencia, la forma propia de cada cosa, porque lo que hace que una cosa sea, está toda entera en la noción de aquello que ella es; la razón de ser primera es, por tanto, una causa y un principio. La segunda es la materia, el sujeto; la tercera el principio del movimiento ( causa eficiente ); la cuarta, que corresponde a la precedente, es la causa final de las otras, el bien, porque el bien es el fin de toda producción.     
La esencia es el objeto de nuestro estudio, porque buscamos los principios y las causas de las esencias.
La sustancia o esencia sensible perecedera es susceptible de mudanza. Hay dos clases de ser; el ser en potencia y el ser en acto; todo cambio se verifica pasando de uno a otro, de lo blanco en potencia a lo blanco en acto. Todo proviene del ser; pero sin duda del ser en potencia, es decir, del no- ser, en acto. El cambio primero es el movimiento de traslación y el primero de los movimientos de traslación es el movimiento circular. El ser que imprime este movimiento es el motor inmóvil.         
     He aquí cómo mueve. Lo deseable y lo inteligible mueven sin ser movidos, y lo primero deseable es idéntico a lo primero inteligible. Porque el objeto del deseo es lo que parece bello, y el objeto primero de la voluntad es lo que es bello.
Nosotros deseamos una cosa porque nos parece buena, y no nos parece mal porque la deseamos; el principio aquí es el pensamiento. Ahora bien; el pensamiento es puesto en movimiento por lo inteligible, y lo que es primero es siempre excelente. La verdadera causa final reside en los seres inmóviles. El ser inmóvil mueve con objeto del amor, y lo que él mueve imprime el movimiento a todo lo demás.
El motor inmóvil es, pues, un ser necesario, tal es el principio de que penden el cielo y toda la naturaleza. Nosotros sólo por poco tiempo podemos gozar de la felicidad perfecta pero Él la posee eternamente, lo cual es imposible para nosotros ( “toda la vida de los dioses inmortales es una felicidad, los hombres no conocen la felicidad sino en tanto que hay en sus facultades algo que les es común con los dioses”, Ética a Nicomáco, X, 8 )..."



jueves, 16 de febrero de 2012

...textos seleccionados del: "Tao te king" de Lao Tsé....



"El Tao que puede ser expresado no es el Tao eterno. 
El Nombre que puede ser pronunciado, no es el Nombre Eterno. 
El principio del cielo y la tierra se hallan en el “No Ser”. 
El “Ser” es la madre de todas las cosas. 
Por eso la dirección al “No Ser”, lleva a la contemplación del mundo de las formas. 
Ambos son idénticos en su origen, y sólo se diferencian en el nombre. 
En su unidad son un misterio, y son la puerta de la que surgen todos los milagros. 
II 
Cuando sobre la Tierra, todos reconocen la belleza como belleza, así queda constituida la fealdad. 
Cuando sobre la Tierra, todos reconocen la bondad como bondad así queda constituida la maldad. 
Porque “Ser y No Ser”crecen juntos. 
Lo fácil y lo difícil se complementan el uno con el otro. 
Lo largo y lo corto se desarrollan juntos 
Alto y bajo van unidos. 
Voz y tono se hallan unidos. 
El antes y el después no están separados, 
Así también lo hace el sabio. 
Descansa en la obra sin obrar. 
Instruye sin hablar. 
Aunque todos las cosas destacan, él no las rehúsa. 
Él no crea ni posee nada, sin actuar ni conservar nada. 
Deja la obra concluida, no continuando nada. 
Y no permaneciendo jamás queda excluido.
IX 
Pretender mantener algo con fuerza es sobrecargarse, y supone demasiado esfuerzo. 
Pretender tomar algo y sujetarlo con fuerza, no se logra por mucho tiempo. 
Una sala repleta de oro y piedras preciosas, no la puede guardar nadie. 
Ser rico, distinguido y además orgulloso es tu propia desdicha. 
Retirarse una vez acabada la obra es seguir el Tao del cielo. 
LXXVI 
El hombre cuando nace es blando y débil,
Y cuando muere es duro y fuerte
Las plantas cuando nacen son blandas y delicadas,Y cuando mueren son secas y rígidas
Por eso aquellos que son duros y fuertes son compañeros de la muerte
Los suaves y débiles son compañeros de la vida. 
Por eso, siendo las armas fuertes no vencen. 
Y siéndolo los árboles son aserrados. 
Lo fuerte y lo grande están abajo 
Lo ligero y lo débil, arriba. 
¿Puedes educar tu alma, de modo que 
se abrace al uno, sin dispersarse? 
¿Puedes reunir tu fuerza y alcanzar la suavidad, 
de modo que te vuelvas niño? 
¿Puedes limpiar tu mirada, de modo que 
quede libre de mancha? 
¿Puedes amar a la humanidad e ignorar el gobierno, 
de modo que permanezcas libre de inteligencia? 
¿Puedes permanecer como un ave, 
cuando las puertas del cielo se abren y se cierran? 
¿Puedes con tu claridad interna y tu pureza 
llevar a cabo todo, sin necesidad de obrar? 
Producir y nutrir, 
producir y no poseer, 
obrar y no retener, 
acrecentar y no regir, 
son el misterio de la vida. 
VII 
El cielo es eterno y la tierra es constante. 
Ambos son constantes y eternos. 
No viven para sí mismos 
y por eso pueden vivir eternamente. 
También el sabio es así: 
se posterga a sí mismo, 
y su yo no se manifiesta. 
Se excluye a sí mismo, 
y por eso permanece. 
¿No es acaso por no querer nada 
que lo posee todo?" 

*Lao Tse;”Tao te King”, Edicomunicación s.a., Barcelona,1999.





miércoles, 15 de febrero de 2012

...filosofía hinduísta...textos seleccionados del "Bhagavad Gita"...



1-   “Nunca hubo un tiempo en el que Yo no existiera, ni tú ni todos estos reyes; y en el futuro, ninguno de nosotros dejará de existir. ( cap. 2-ver.12 )
2-   Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, de la misma manera el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona sensata no la confunde este cambio. ( cap. 2-ver.13 )
3-   Los videntes de la verdad han concluido que, de lo no existente ( el cuerpo material ) no hay permanencia, y de lo eterno ( el alma ) no hay cambio. Esto  lo han concluido del estudio de la naturaleza de ambos.  ( cap.2-ver.16 )
4-   Para el alma no existe el nacimiento ni la muerte en ningún momento. Ella no ha llegado a ser, no llega a ser y no llegará a ser. El alma es innaciente, eterna, permanente y primordial. No se la mata cuando se mata el cuerpo. ( 2-19 )
5-   Así como una persona se pone ropa nueva y desecha la vieja, así mismo el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles. ( 2-22 )
6-   Si antes de abandonar este cuerpo actual uno es capaz de tolerar los impulsos de los sentidos materiales y contener la fuerza del deseo y la ira, uno se halla bien situado y es feliz en este mundo. ( 5-23 )
7-   Al contemplar los objetos de los sentidos, en la persona se desarrolla el apego a ellos, de ese apego nace la lujuria, y de la lujuria surge la ira. ( 2-62 )
8-   De la ira surge la ilusión completa, y de la ilusión, la confusión de la memoria. Cuando la memoria se confunde, se pierde la inteligencia, y al perder la inteligencia, uno cae de nuevo al charco material.
9-   La persona que no se perturba por el incesante fluir de los deseos –que entran en ella como los ríos en el océano, el cual, aunque siempre se está llenando, permanece calmado- , es la única que puede encontrar la paz, y no el  hombre que se esfuerza por satisfacer dichos deseos. ( 2-70)
10-Sólo puede encontrar la verdadera paz la persona que ha renunciado a todos los deseos de complacer a los sentidos, que vive libre de deseos, que ha renunciado a todo sentido de posesión y que está desprovista de ego falso. ( 2-71)
        11-Tú tienes derecho a desempeñar tu deber prescrito, mas no a los frutos de la
       acción. Nunca consideres que eres la causa de los resultados de las actividades, y
       jamás te apegues a no cumplir con tu deber. ( 2-47 )                   
 12-Por lo tanto, sin estar apegado a los frutos de tus actividades, uno debe actuar como  una cuestión de deber, pues, por trabajar sin apego, uno llega al Supremo. (3-19)
13- Después de muchos nacimientos y muertes, aquel que tiene verdaderamente conocimiento se entrega a Mí, sabiendo que Yo soy la causa de todas las causas y de todo lo que existe. Un alma así de grande es muy difícil de encontrar. ( 7-19 )
14- Sabed que todos los estados de conciencia – ya sean de la bondad, de la pasión o de la ignorancia- los manifiesta Mi energía. En un sentido, Yo lo soy todo, pero soy independiente. Yo no me encuentro bajo la jurisdicción de las modalidades de la naturaleza material, ya que, por el contrario, ellas se encuentran dentro de Mí. (7-12 )
15- Ellos creen que satisfacer los sentidos es la necesidad fundamental de la civilización humana. Así pues, hasta el final de la vida, su ansiedad es inconmensurable. Atados por una red de cientos de miles e deseos y absortos en la lujuria y la ira, ellos consiguen dinero por medios ilícitos, para complacer a los sentidos. (16-11-12 ).
16- Hay tres puertas que conducen a ese infierno, la lujuria, la ira y la codicia. Todo hombre cuerdo debe abandonarlas, pues ellas llevan a la degradación del alma. ( 6-21 )
17- Aun cuando se te considere el más pecador de todos los pecadores, cuando te sitúes en  el bote del conocimiento trascendental serás capaz de cruzar el océano de los sufrimientos.( 3-36 )
18- Lo que es la noche para todos los seres, es el período en que el autocontrolado se despierta; y el periodo en que todos los seres se despiertan es la noche para el sabio introspectivo. ( 2-69 )
19- Para aquel que ha conquistado la mente esta es el mejor de los amigos, pero para aquel que no lo ha hecho, la mente permanecerá como su peor enemigo. ( 6-16 )
 20- Así como una lámpara no tiembla en un lugar que no hay viento, asimismo el trascendentalista, cuya mente está controlada permanece fija su meditación en el ser trascendente. ( 6-19 )
21- Una persona así de liberada no se ve atraída por el placer material de los sentidos, sino que más bien, siempre está en trance, ,disfrutando del placer interno. De ese modo, la persona autorrealizada disfruta de una felicidad ilimitada, ya que se concentra en el Supremo. ( 5-21 )
22- Aquellos que se encuentran más allá de las dualidades que surgen de las dudas, que tienen la mente ocupada internamente, que siempre están muy ocupados en trabajar por el bienestar de todos los seres vivientes, y que están libres de toda clase de pecados, logran la liberación en el Supremo.”  ( 5-25 )
  
*”El Bhagavad-gitá” ( Tal como es ). Editado por Bhoktivedanta Book Trust. España – Barcelona 1992.



... psicoanálisis: el caso: "Anna O." según Freud...

           


“...La paciente del doctor Breuer, una muchacha de veintiún años y de excelentes dotes intelectuales, presentó en el curso de su enfermedad, que duró más de dos años, una serie de perturbaciones físicas y psíquicas merecedoras de la mayor atención.
Padecía una parálisis rígida de la pierna y brazo derecho, diversas alteraciones de la visión, intenso nerviosismo, repugnancia a los alimentos, y una vez, durante varias semanas, incapacidad de beber, a pesar de la ardiente sed que la atormentaba.
Sufría, por último, una minoración de la facultad de expresión, que llegó hasta la pérdida de la capacidad de hablar y entender su lengua materna (el idioma alemán), añadiéndose a todo esto estados de “ausencia”, enajenación, delirio y alteración de toda su personalidad.
Cuando un tal cuadro patológico se presenta en un individuo joven del sexo femenino, cuyos órganos vitales internos (corazón, riñón) no muestran anormalidad ninguna, pero que ha pasado por violentas conmociones anímicas, entonces los médicos  no atribuyen una extrema gravedad al caso y afirman que no se trata de una dolencia cerebral orgánica, sino de aquel misterioso estado conocido desde el tiempo de los griegos con el nombre de histeria, y que puede fingir toda una serie de síntomas de una grave enfermedad, que según consta en el historial clínico de la paciente le atacó en ocasión de hallarse cuidando a su padre, al que amaba tiernamente, en la grave dolencia, que le llevaría al sepulcro. A causa de su propio padecimiento tuvo la hija que separarse de la cabecera del querido enfermo.
Pero con el diagnóstico de la histeria, varía muy poco la situación del enfermo, más, en cambio, se transforma esencialmente, la del médico. Es fácil observar que éste se sitúa ante el histérico en una actitud `por completo diferente de la que adopta ante el atacado de una dolencia orgánica, pues se niega a conceder al primero igual interés
  que al segundo, fundándose en  que su enfermedad es mucho menos grave, aunque parezca aspirar a que se le atribuya una igual importancia. Al médico, al que sus estudios han dado a conocer tantas cosas que permanecen ocultas a los ojos de los profanos, ante las singularidades de los fenómenos histéricos, toda su ciencia y su cultura anatómica-fisiológica y patológica le dejan en la estacada.
No llega a comprender la histeria y se halla ante ella en la misma situación que un profano, cosas todas que no pueden agradar a nadie que tenga en algún aprecio su saber. Los histéricos pierden, por lo tanto, la simpatía del médico, que llega a considerarlos como personas que han transgredido las leyes de su ciencia y adopta ante ellos la posición del creyente ante el hereje. Así, los supone capaces de todo lo malo, los acusa de exageración, engaño voluntario y simulación y los castiga retirándoles su interés.
No mereció, por cierto, el doctor Breuer este reproche en el caso que nos ocupa. Le dedicó a Ana todo su interés y toda su simpatía. Había observado que la paciente en sus estados de “ausencia” (“absence”) y alteración psíquica acostumbraba murmurar algunas palabras que hacían el efecto de ser fragmentos arrancados de un contexto que ocupaba su pensamiento.
Sumiendo a la enferma en una especie de hipnosis, se las repitió para incitarla a asociar algo a ellas. Así sucedió, en efecto, y la paciente reprodujo ante el médico las creaciones psíquicas que la habían dominado en los estados de ausencia y se habían revelado fragmentariamente en las palabras pronunciadas. Tratábase de fantasías hondamente tristes   y a veces de una poética belleza – sueños diurnos- podríamos llamarlos, que tomaban, en general, su punto de partida de la situación de una muchacha junto al lecho en que yacía su padre enfermo.
Cuando la paciente había relatado de este modo cierto número de tales fantasías, quedaba como libertada de algo que la oprimía y retornaba a la vida psíquica normal. Este bienestar, que duraba varias horas, desaparecía de costumbre al día siguiente. La misma paciente dio al nuevo tratamiento el nombre de “talking cure” (“la cura por la charla”) y lo calificó, en  broma, de “chimney sweeping” (“limpieza de chimenea”).
Por dicho método, se logró hacer cesar determinados síntomas siempre que en la hipnosis recordaba la paciente, entre manifestaciones afectivas, con qué motivo y en qué situación habían aparecido los mismos por vez primera. Les daré un ejemplo.
Había habido durante el verano una época de intensísimo calor y  la paciente tomaba en su mano el ansiado vaso de agua, y en cuanto lo tocaba con los labios lo apartaba de sí, como atacada de hidrofobia, viéndose que se hallaba en esos segundos, en estado de ausencia.
Comenzó a hablar un día, en la hipnosis, de su institutriz inglesa, a la que no tenía gran afecto, y contó con extremadas muestras de asco que había visto que el perrito de la inglesa, un repugnante animalucho, estaba bebiendo agua en un vaso, más no queriendo que la tacharan de descortés e impertinente, no había hecho observación ninguna. Después de exteriorizar enérgicamente en este relato aquel enfado, que en el momento en que fue motivado tuvo que reprimir, demandó agua y bebió sin dificultad una gran cantidad y despertó de la hipnosis con el vaso en los labios. Desde ese momento desapareció por completo la perturbación que le impedía beber.
Nadie había hecho cesar aún por tal medio un síntoma histérico, ni penetrado tan profundamente en la inteligencia de su motivación. Casi todos los síntomas se habían originado como residuos o precipitados de sucesos saturados de afecto o, según los denominamos posteriormente, “traumas psíquicos” y el carácter particular de cada uno se hallaba en relación directa con la escena traumática a la que debía su origen Empleando la terminología técnica, diremos que los síntomas se hallaban determinados por aquellas escenas. En la mayoría de los casos se trataban de numerosos y análogos traumas que se unían para producir tal efecto.
Toda esta cadena de recuerdos patógenos tenía entonces que ser reproducida en orden cronológico y precisamente inverso, para llegar al primer trauma, con frecuencia el de más poderoso efecto.
Relata Breuer que las perturbaciones ópticas de la paciente provenían de situaciones tales como las de que hallándose con los ojos anegados de lágrimas, junto al lecho de su padre, le preguntó éste de repente qué hora era, y para poder verla forzó la vista, acercando mucho a sus ojos el reloj, cuya esfera le pareció entonces de un tamaño extraordinario, esforzándose en reprimir sus lágrimas para que el enfermo no las viera.
Todas las impresiones patógenas provenían, desde luego, de la época durante la cual tuvo que dedicarle a cuidar a su padre. Les daré otro ejemplo, del mismo caso.
Una vez despertó durante la noche, llena de angustia por la alta fiebre que presentaba el enfermo y presa de excitación por la espera de un cirujano que para operarle  había de llegar desde Viena. Ana se hallaba sentada junto a la cama, con el brazo derecho apoyado en el respaldo de la silla.
Cayó en estado de sueño despierto y vio cómo por la pared avanzaba una negra serpiente, que se disponía a morder al enfermo. ( Es muy probable que en la pradera que se extendía tras la casa existieran algunas culebras de este género, cuya vista hubiera asustado a la muchacha en ocasiones anteriores y suministrase el material de la alucinación ). Ana quiso rechazar el reptil, pero se sintió paralizada; su brazo derecho, que colgaba por encima del respaldo de la silla, había quedado totalmente “dormido” anestesiado y paralizado, y cuando fijó sus ojos se transformaron los dedos en pequeñas serpientes, cuya cabezas eran calaveras (las uñas).
Probablemente intentó rechazar al reptil con su mano derecha paralizada, y con ello entró la anestesia y parálisis de la misma en asociación con la alucinación de la serpiente. Cuando ésta hubo desaparecido quiso Ana, llena de espanto, ponerse a rezar, pero no le fue posible hablar palabras en ningún idioma, hasta que recordó una oración infantil que en inglés le habían enseñado, quedando desde este momento imposibilitada de pensar o hablar sino en tal idioma.
Con el recuerdo de estas escenas en una de las sesiones de hipnotismo cesó por completo la parálisis rígida del brazo derecho y quedo conseguida la total curación.
Podremos resumir los conocimientos adquiridos en la siguiente fórmula: los enfermos histéricos sufren de reminiscencias. Sus síntomas son residuos y símbolos conmemorativos de determinados sucesos ( traumáticos ). No sólo recuerdan dolorosos sucesos ha largo tiempo acaecidos, sino que siguen experimentando una intensa reacción emotiva ante ellas; a los histéricos les es imposible libertarse del pasado y descuidan por él la realidad y el presente. Tal fijación de la vida psíquica a los traumas patógenos es uno de los caracteres principales y más importantes, prácticamente, de la neurosis.
Hay que resaltar el hecho de que la enferma de Breuer tuvo que reprimir, en casi todas las situaciones patógenas, una fuerte excitación, en lugar de procurarle su normal exutorio por medio de la correspondiente exteriorización afectiva en actos y palabras.
Al reproducir estas escenas bajo hipnosis, se exteriorizó con singular violencia, como si hasta aquel momento hubiese estado reservando y aumentando su intensidad el afecto en ellas inhibido.
Por último, se comprobó que el recuerdo de la escena traumática, provocado en el tratamiento, resultaba ineficaz cuando por cualquier razón, tenía lugar sin exteriorizaciones afectivas. El destino de estos afectos, que pueden considerarse como magnitudes deplazables, era, por tanto, la que regía así la patogénesis como a la curación.
Tales efectos impedidos de su normal exteriorización, en parte sufrieron una transformación en inervaciones e inhibiciones somáticas anormales, que vienen a constituir los síntomas físicos del caso. Este último proceso ha sido denominado por nosotros conversión histérica. Cuando una corriente afluye a dos canales tendrá siempre lugar una elevación de nivel en uno de ellos, en cuanto en el otro tropiecen las aguas con algún obstáculo.
Observaréis que nos hallamos en camino de llegar a una teoría puramente psicológica de la histeria, teoría en la cual colocamos en primer término los procesos afectivos.
En los estados de enajenación, no sabía nada de las escenas patógenas ni de su relación con sus síntomas. Durante la hipnosis se conseguía, no sin considerable trabajo, hacer volver a su memoria tales escenas, y por medio esta labor de hacerla recordar de nuevo se lograba la desaparición de los síntomas.
En el mismo individuo son posibles varias agrupaciones anímicas, que pueden permanecer hasta cierto punto independientes entre sí, que no “saben nada” unas de otras y que atraen alternativamente la conciencia. Originan éstos afectos reprimidos un inusitado producto: el síntoma.
Allí donde perdura un síntoma hallase también una amnesia, una laguna del recuerdo, y el hecho de cegar esta laguna lleva consigo la desaparición de las condiciones de origen del síntoma...”

·        Extracto de la primera conferencia pronunciada por el Dr. Sigmund Freud en 1909 en la Clark University ( E. E. U. U. ), cuya extensión original se encuentra en el texto de Freud: Psicoanálisis, Bs: As., Ed. Hyspamérica, 1988.